Nora Volkow, la cautela ante la legalización

Nora Volkow

La doctora Nora Volkow es una autoridad indiscutible en el campo de las adicciones y, como tal, dirige en Maryland el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA). Su trayectoria fascinante incluye su cuna y su formación: nacida en México, es hija del nieto que Trotski trajo con él a su exilio en 1937 –Esteban, quien aún vive y sigue llevando el museo en Coyoacán a la memoria de su abuelo– y estudió Medicina en la UNAM. De ahí egresó con el premio Robbins por ser mejor estudiante de su generación y realizó su residencia en psiquiatría en Nueva York, donde también la reconocieron como uno de los diez mejores residentes de todo Estados Unidos.

Su plenaria en torno los últimos descubrimientos sobre los efectos de las adicciones en el cerebro, en la reunión general de la AMC Ciencia y Humanismo II, cautivó al público. Cuando se le pregunta cómo se lleva con su historia familiar, no duda: «Es una historia fascinante de honestidad y compromiso social».

Siguiendo su plática, la clave para tratar las adicciones está en el descubrimiento de la disminución de los receptores dopaminérgicos D2 en los adictos. Y cómo esos receptores dopaminérgicos protegen a una persona contra la adicción. Basándose en esto, ¿qué tratamientos concretos habría para los adictos?

Si la pregunta es qué es lo que podemos hacer para aumentar los receptores dopaminérgicos en el estriado, no tenemos ningún medicamento que lo pueda hacer, excepto los antisicóticos, que son antagonistas y por tanto interfieren en el funcionamiento de los receptores, de manera que estos no funcionan. Hay investigadores que están tratando de evaluar intervenciones que puedan aumentar los receptores dopaminérgicos D2 y lo que es benéfico es poner sistemas sociales de soporte. Se han hecho estudios en ratones y en primates. Si tú tienes a un animal en un sistema de alto nivel de estrés, que facilita el proceso compulsivo, y lo cambias a un sistema de mucho soporte social, se aumentan los receptores dopaminérgicos D2. Y recientemente, un estudio en pacientes adictos, muy preliminar pero muy interesante, ha demostrado que las conductas físicas, o sea, el ejercicio, provoca un aumento de los receptores dopaminérgicos D2 en el estriado.

Otra de las cuestiones en las que tenemos interés es que al dejar las drogas, hay pacientes que recuperan los receptores dopaminérgicos D2 y otros no. ¿Por qué hay tal diferencia en la manera como se recupera el cerebro a las drogas? 

«Un estudio en pacientes adictos, muy preliminar pero muy interesante, ha demostrado que las conductas físicas, o sea, el ejercicio, provoca un aumento de los receptores dopaminérgicos D2»

 

Otra cuestión interesante es la relación entre la adicción a las drogas y la adicción a la comida. ¿En qué se parece y en qué se diferencian ambas adicciones?

Se diferencian en que el control del consumo de comida es mucho más complejo que el control del consumo de las drogas. El control del consumo de las drogas básicamente está encaminado por un factor: que todas las drogas directamente o indirectamente, dentro del cerebro, están estimulando la liberación de la dopamina, y lo hacen tirando la dopamina fuera de la célula, literalmente tirándola, abriendo los transportadores para que salga, interrumpiendo el reciclaje y activando las células dopaminérgicas. En cambio, lo que nos motiva a la comida son, por ejemplo, los niveles de glucosa. Si yo no tengo glucosa en mi cuerpo, esto está activando el sistema dopaminérgico para motivarme y decir «esto tiene mayor valor». Normalmente no comería una manzana si no tuviera hambre, pero sí comería un chocolate aunque no tenga hambre, porque el valor reforzador de estos dos objetos es distinto. La manzana, sin embargo, puede tener alto valor reforzador en base a esa señalización periférica. El chocolate no lo necesita: directamente estoy acondicionada a él. Las drogas solamente tienen este proceso del condicionamiento equivalente a lo que dije del chocolate. Hay gente que dice «oh, el chocolate es adictivo», investigadores que dicen «el chocolate es tan adictivo como la cocaína» y bla bla bla. Y lo dicen porque pueden generar conductas de alta motivación en los animales por comida en alto contenido en azúcar y en grasa. La diferencia es que los cambios que producen las drogas son mucho más duraderos que los cambios que producen estas comidas. Aun cuando en ciertas condiciones sí producen características de compulsividad en los animales, solo un porcentaje muy pequeño de esos animales va a desarrollar las conductas que son patológicas equivalentes a la adicción.

Que llevan a la obesidad mórbida.

Exactamente. Donde la persona consume la comida a pesar de que no quiere seguir comiendo. La situación es absolutamente patológica y puede haberse iniciado con un problema periférico. Porque como dije, la manera como se encaminan esas señales periféricas para accionar nuestras conductas es el sistema dopaminérgico.

 ¿A qué se refiere con señales periféricas?

Insulina, leptina, pirelina… Normalmente ciertos nutrientes. Nuestro cuerpo está sensible a vitaminas y a minerales, lo cual hace que desee esto o lo otro. Cuando las mujeres están embarazadas desean ciertas cosas porque esta señalización está motivando que las busquen, y eso cambia el valor reforzador de lo que tú necesitas, y la manera como cambia el valor reforzador es cambiando la activación del sistema dopaminérgico. Donde la comida sea escasa, buscarás comida alta en grasa porque tiene alto nivel de calorías y esto es de gran valor evolutivo, el sistema dopaminérgico se activa con eso porque tiene mucha mayor motivación para asegurarse de que la consumas. Y normalmente, cuando te has saciado, las células dopaminérgicas deben dejar de funcionar, de activarse, pero cuando la gente empieza a desarrollar tolerancia a la insulina, tolerancia a la leptina, etcétera, la señalización en las células dopaminérgicas no está ocurriendo y no baja la activación. Entonces, aunque el problema fuera periférico, se traduce en un problema dopaminérgico.

«Mi posición ha sido: ya que se va a legalizar la marihuana, hay que aprender de las intervenciones que hemos hecho y que han funcionado y de las que no han funcionado»

 

¿Legalización sí, legalización no? ¿Qué efecto podría tener la legalización de las drogas en las adicciones?

Si aprendemos de lo que ha pasado, debemos saber que la legalización de las drogas está asociada con un aumento enorme de la morbilidad y la mortalidad asociadas a las consecuencias negativas directas de las drogas. Las dos drogas que tienen el mayor número de muertes, por mucho, son el alcohol y el tabaco, las dos drogas legales que tenemos. Y no son más adictivas o más tóxicas que la metanfetamina o la heroína: son mucho menos tóxicas y mucho menos adictivas que estas. Pero el factor legal hace que sean mucho más accesibles, que estén mucho más normalizadas, es decir, que la gente esté mucho más dispuesta a consumirla, y eso, por probabilidad, te aumenta el número de gente expuesta a ello y, por probabilidad, tus números absolutos de gente afectada negativamente son mucho más altos. Cuánta gente en su vida prueba la heroína: poquísima. En Estados Unidos es menos del uno por ciento. ¿Pero cuánta gente prueba el alcohol? En Estados Unidos yo diría el ochenta-noventa por ciento, o más. El tabaco, ¿cuánta gente lo ha probado? Cuarenta por ciento. Los números hablan por sí mismos. Si se legaliza la marihuana podemos asegurar, en base a lo que sabemos, que va a aumentar significativamente el número de personas que la consumen y, como consecuencia, aumentará el número de personas que se vuelvan adictas. Por eso, yo no soy pro legalización de la marihuana.

Ahora, aun cuando la ciencia nos dice que las drogas legales tienen efectos más negativos, se está legalizando la marihuana en varios lugares. Desde ese punto de vista, mi posición ha sido: ya que se va a legalizar la marihuana, hay que aprender de las intervenciones que hemos hecho y que han funcionado y de las intervenciones que no han funcionado. Por ejemplo, las campañas de prevención contra el tabaco han sido mucho más efectivas que las campañas de prevención contra el alcohol. ¿Por qué la diferencia? Si va a haber una legalización a la marihuana, quizás podamos aprender de lo que nos llevó bastante tiempo para implementar con el tabaquismo para disminuir las consecuencias. Y aun cuando hayamos hecho un trabajo muy efectivo de prevención en el tabaquismo, que se ha reducido a más de la mitad, todavía sigue siendo muy problemático. El éxito en la prevención del tabaquismo llevó cincuenta años; no podemos darnos ese lujo con la marihuana. No hay que esperarnos a que nos demos cuenta de todos los efectos negativos que puedan tener la droga cuando es consumida a altas cantidades por mucha gente, sino tratar de prevenir que estas situaciones sucedan.

Dentro de todo esto, también hay que identificar áreas de prioridad. Por ejemplo, el área en la que nosotros estamos enfocados como Instituto priorizando, investigar cuáles son los efectos de la marihuana en el desarrollo del cerebro. El consumo de la marihuana empieza en la adolescencia y es en la adolescencia donde los efectos de la droga son más negativos. La marihuana activa estimulando el sistema endocannabinoide, que es muy importante para el desarrollo del cerebro humano: es indispensable para formar las conexiones entre neuronas, para formar la emigración de las células de un lugar a otro. Si alguien está expuesto a la marihuana, esa orquestación de procesos de desarrollo va a ser modificada por el consumo de la marihuana. Relacionado con esto se encuentra el consumo de la marihuana durante el embarazo, que está muy poco investigado, pero sin embargo es muy relevante también, porque el sistema endocannabinoide tiene un papel muy importante desde la etapa temprana del desarrollo fetal del cerebro. El uso de la marihuana en el embarazo está aumentando por el uso terapéutico de la marihuana en un medicamento contra la náusea, y eso se da particularmente en el primer trimestre, cuando particularmente es muy vulnerable el cerebro del feto.

«En la marihuana hay varios cannabinoides con características muy interesantes, que tienen efectos analgésicos, pero habría muchos menos efectos negativos si podemos extraerlos y darlos»

 

¿Sí está a favor de la marihuana como uso terapéutico?

Estoy a favor de que se haga investigación para demostrar dónde la marihuana puede tener efectos terapéuticos, pero estoy mucho más a favor de hacer investigación para entender qué compuestos de la marihuana son responsables de los efectos terapéuticos. Porque uno de los problemas que algunos pacientes tienen con el uso de la marihuana para el dolor, por ejemplo, es que, a menos de que sean ellos consumidores regulares, no les gusta porque los seda muchísimo. En la marihuana hay varios cannabinoides con características muy interesantes, que tienen efectos analgésicos, pero habría muchos menos efectos negativos si podemos extraerlos y darlos.

La contraparte es la perspectiva de, por ejemplo, el filósofo Antonio Escohotado, que predica que las drogas siempre se han utilizado, que se han usado para uso lúdico y que usarlas forma parte de la libertad. ¿Qué opina?

La noción de que la libertad de tomar las drogas como individuo es un argumento válido siempre y cuando tu libertad no afecte negativamente la libertad de otros. Y la problemática en sistema sociales es la misma que tiene el tabaco: la gente tiene la libertad de fumar pero los sistemas sociales tienen que compensar los gastos asociados, que son altísimos, por el tabaquismo. Esto ha llevado a limitar tu libertad, a dónde puedes fumar. Siempre hay una consecuencia social. Cuanto más alta es la consecuencia social, más difícil es justificar el acceso a esa conducta. Hay estudios que han demostrado que el consumo de la marihuana durante la adolescencia estaba asociado con una disminución del coeficiente de inteligencia. Como nación, ¿se puede aceptar eso? Es un pago muy alto. Cuando estos adolescentes sean adultos, el país se encontrará con un grupo mucho menos hábil para competir en el mercado internacional, estará en desventaja. Es un pago social que tenemos que pensar todos. Mi perspectiva es que debemos tomar estas decisiones con el conocimiento, para hacer leyes que traten de preservar la libertad individual siempre y cuando no tenga consecuencias negativas en los aspectos sociales. Es ahí donde se necesita el equilibrio, donde la ciencia es necesaria, porque nada es blanco y negro.

La situación se vuelve más compleja en un país como este, donde gran parte del movimiento pro legalización viene por una situación de violencia extrema provocada por el narcotráfico.

Sí, pero la lucha contra el narcotráfico no va a desaparecer si se legaliza la marihuana. Eso son cuentos de hadas.

¿Hay alguien inmune a las adicciones o cualquiera puede ser adicto aunque piense que usar una droga no le afecta?

Lo que varía muchísimo es qué tan adversa es tu situación emocional y social para desarrollar un cuadro de adicción. Por ejemplo, yo creo que tengo muchos factores que me protegen contra el uso de las drogas porque, primero, fui muy privilegiada, como niña y como adolescente, y tengo una gran fascinación por muchos aspectos culturales, científicos, sociales, que me motivan altamente. Pero alguien que crece en un ambiente donde no hay alternativas conductuales, donde los padres no están ahí, donde tiene un trabajo que no le reporta ninguna recompensa personal o de alto nivel de estrés, donde muy pocas conductas son placenteras, reforzadoras… ese individuo socialmente va a estar en mayor alto riesgo. Ahora, si me ponen en un cuartito, sin libros, sin música, sin nadie con quien platicar, nada, con solo una palanquita que me da cocaína si la aprieto, ¿qué haría? En ese extremo, yo creo que me tomaría cocaína. El cerebro está hecho para tener diversidad, de ahí la importancia de las circunstancias. En unas condiciones extremas, quizás la mayor parte, aunque no puedo decir que todo el mundo, podría caer en un cuadro de consumo de drogas alto. La transición a la adicción creo que va a suceder solo en un porcentaje, no sucede en todos.

¿Cuál es el porcentaje de personas que prueban las drogas y se vuelven adictos?

Depende, de nuevo, de la situación social, pero en general decimos diez por ciento.

¿La genética qué tanto influye?

En la vulnerabilidad a las adicciones, tiene un 50 por ciento de responsabilidad. Pero esa vulnerabilidad está dada por la manera en que respondes al medio ambiente. Si soy susceptible a factores estresantes, tomaré drogas más fácilmente. No es directa, es indirecta, a través de mi reacción con la sociedad.

~ Yaiza Santos

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