Estar entre los mejores con poca inversión en ciencia

Telescopios en el desierto de Atacama, Chile (George Read/Getty Images)

Telescopios en el desierto de Atacama, Chile (George Read/Getty Images)

Chile figura entre los diez países que, fuera de los grandes contribuidores a la ciencia mundial –Estados Unidos, China, Japón, Francia, Alemania y Reino Unido–, más incrementaron su contribución a la investigación entre 2012 y 2015.

Así lo indica Nature en un artículo publicado el pasado julio, titulado «All countries, great and small«, dedicado a los países que más han aumentado su presencia en las 68 publicaciones científicas de primer nivel enlistadas en su «índice Nature«. Son países en los que habrá que fijarse a partir de 2016, dice la revista especializada: Polonia, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, India, Chile, Singapur, Tailandia y Turquía.

El caso de Chile no solo es llamativo por ser el único país de Latinoamérica recogido en la lista, sino porque su contribución al índice de publicaciones científicas creció casi 40% en tres años a pesar de que la inversión del Estado en investigación es menos de 0.5% del producto interno bruto (PIB), de acuerdo a las cifras más recientes, publicadas por el Banco Mundial en 2012. De hecho, recuerda Nature, miles de investigadores, técnicos y estudiantes chilenos se manifestaron el año pasado por la escasa inversión del gobierno en ciencia. Alrededor del 80% de la investigación científica en Chile está financiada por instituciones públicas.

Entre los hitos chilenos, la revista científica destaca los telescopios gigantes que alberga el desierto de Atacama, que han hecho del país una potencia en astronomía, y el descubrimiento del Chilesaurio, un dinosaurio herbívoro pariente del Tiranosaurio Rex.

En México, por ejemplo, la inversión es de alrededor de 0.6% del PIB –lejos de la meta de 1% establecida en la Ley de Ciencia y Tecnología–, y en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2017 se ha anunciado un recorte de 23% respecto al año anterior. La Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico ya han manifestado sus inquietudes sobre las posibles consecuencias de este recorte.

Para el presidente de la AMC, Jaime Urrutia Fucugauchi, la reducción federal prevista corre el riesgo de afectar negativamente la labor que se ha desarrollado en los últimos años en el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). «Ante esta situación, debemos promover con más fuerza la innovación bajo el esquema de participación de la academia, sector privado y gobierno, así como ampliar la participación del sector privado en la inversión de capital semilla, porque para lograr crecer como país, además de las aportaciones públicas, es necesario alentar la contribución del sector privado al Gasto en Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GIDE)», sugiere Urrutia Fucugauchi. «No podemos esperar llegar al 1% del Producto Interno Bruto para inversión en CTI sin apoyo de la iniciativa privada».

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