Vivimos en un mundo globalizado donde el desarrollo humano y la competitividad de las economías determinan el nivel de bienestar y la calidad de vida en cada país. La experiencia de las últimas décadas demuestra que sólo es posible el desarrollo real y sustentable en aquellas naciones que reconocen cuál es la relevancia de la educación y de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI). Por eso se enfatiza la importancia del conocimiento y se menciona que sólo mediante el impulso de la llamada sociedad del conocimiento se puede conseguir el desarrollo real y sustentable de los países. Los ciudadanos acceden a mejores niveles de vida cuando reciben la educación y la capacitación necesarias para desempeñarse con éxito en un ambiente de trabajo altamente competitivo. A su vez, las empresas pueden sobrevivir y prosperar cuando la calidad de sus productos y sus costos de producción las vuelven competitivas en el mercado cada vez más globalizado y abierto.