Page 9 - AMC Boletín #80
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Los asteroides, con tamaños de un metro a 1,000 kilómetros, están compuestos de rocas y minerales. Foto:
Shutterstock.
El origen de los cometas,
meteoritos y asteroides
La Vía Láctea, la galaxia en donde se encuentra el Sistema Solar, tiene un tamaño de
100,000 años luz —un año luz es la unidad de distancia que recorre la luz en un año—,
contiene 200,000 millones de estrellas y 10% de esa cantidad de masa es gas, por lo que
“hay mucho material para formar nuevas estrellas”, explicó la investigadora del Instituto
de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, Susana Lizano.
Las nubes moleculares se acumulan en los brazos espirales de la Vía Láctea y son muy
frías. Estas enormes nubes tienen condiciones muy distintas a las nubes que conocemos
en la Tierra. Pequeñas regiones de estas nubes se colapsan por su propia gravedad hacia el
centro para formar una nueva estrella; sin embargo, no todo el material cae en el centro.
El gas tiene momento angular, gira y, al caer, parte del material se deposita en un disco
alrededor de la estrella. Este disco de polvo y gas se conoce como disco protoplanetario,
que da origen a un sistema planetario, como el Sistema Solar.
“Desde muy temprano estas estrellas avientan al espacio poderosos vientos en forma
de chorros o jets en direcciones opuestas. Estos vientos son más poderosos que el viento
solar y dispersan la nube materna de la estrella”, explicó la integrante del El Colegio
Nacional (Colnal) y vicepresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), en la plá-
tica “La formación de los sistemas planetarios y nuestro Sistema Solar” que formó parte
del ciclo de conferencias “Cometas, meteoritos y asteroides”, organizada en el Colnal el
pasado 9 de mayo.
Un ejemplo de esto dijo, son los jets que se observan en la estrella HH1/HH2. Las
imágenes muestran material alejándose del objeto. "Cuando estos vientos chocan con la
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